En los últimos dos días tuve un intenso contacto con mucha gente, por motivos laborales. Ayer, un mini-curso o presentación, diríamos un taller, sobre coaching ontológico y habilidades conversacionales, en el trabajo.
Y hoy, también en el trabajo, una presentación de productos de soluciones de movilidad, en particular de Blackberry en el cual conversamos animadamente con clientes y proveedores, sobre las posibilidades que se abren en el mundo de las aplicaciones móviles.
Lo que quiero contarles y compartir con Uds., es lo interesante que es ahondar en las habilidades conversacionales, bajo la mirada del coaching ontológico. La primera vez que escuché hablar del tema tuve un rechazo instantáneo: la palabra "coaching" no me pareció para nada feliz. Me trajo imágines de "conductismo", de "convenzamos de alguna forma astuta para lograr lo que queremos", de "con esto los empleados producirán más".
Bien, varios cursos y charlas con expertos en el tema me hicieron cambiar rotundamente de opinión. No voy a extenderme aquí sobre esto. Simplemente les resumiré mi parecer.
Pareciera que, una vez más, llegamos a la maravillosa conclusión de que si escuchamos, atentamente, realmente, y prestando atención a todo lo que en forma verbal y no verbal nos dice otra persona, podremos realmente entenderla, comprenderla, y así podremos luego interactuar de manera mucho más sana a nivel humano, y mucho más eficiente a nivel trabajo en equipo o proyectos.
Digo "una vez más", porque algunas cosas que son tan básicas como "ESCUCHEMOS REALMENTE Y CON ATENCIÓN Y EMPATÍA AL OTRO" (al famoso "otro", a la famosa "otredad"), digo, estas cosas nos ayudan enormente en nuestra relación con nuestros semejantes.
Si hablamos de realizar algún trabajo o tarea en un equipo laboral, caso típico, esto se vuelve más importante aún, pues podemos ahorrarnos tiempo y esfuerzo en direcciones erróneas que tomamos a veces. Por ejemplo: enfrascarnos en una discusión perdiendo el foco; no declarar abiertamente nuestras expectativas; no ser sinceros respecto de lo que buscamos; y un largo etc.
Cada vez que comenzamos una conversación con otro, mientras hablamos y lo escuchamos, nuestra mente va "conversando" internamente, y validando automáticamente todo lo que escuchamos contra nuestra escala de valores, contra nuestros prejuicios, contra nuestras creencias, contra nuestra experiencia. Es como que, ante lo primero que me dicen, yo aplico un filtro y digo: "claro, ahora me va a decir que así no se puede, pero claro, así nunca va a poder porque en realidad no quiere trabajar, es un vago"............y cosas similares. Esta "conversación interna" está tan arraigada que se inicia sola, automáticamente.
Si hacemos un pequeño esfuerzo para escucharnos y escuchar atentamente al otro, descubriremos también sus conversaciones internas, sus prejuicios. Blanqueado esto, y desde luego contando con una dosis GRANDE de generosidad y madurez para encarar un proyecto que nos beneficie a todos, el equipo puede mejorar notablemente su rendimiento y sus resultados. Es verdad: hace falta VERDADERA y GENUINA generosidad, hace falta abrirse sin miedos hacia los otros, hace falta una madurez real.
Recomiendo calurosamente los libros de Rafael Echeverría, fundador de Newfieldconsulting quien es uno de los líderes de este movimiento, junto con Humberto Maturana y otros líderes, que han logrado plasmar esta suerte de "psicología básica para conversar mejor", como me gusta decir.
Hace poco leí en un artículo de una revista de estas que suelen acompañar a los diarios del domingo, una frase interesante dentro de un artículo: "somos como personas lo que somos en el lenguaje". Si bien puede parecer exagerado, no tengan dudas de que formamos nuestro presente y nuestro futuro a partir del lenguaje, a partir de nuestras afirmaciones y promesas. El lenguaje, sin lugar a dudas, cuanto más rico es, más "ricos" nos hace a nosotros.
En fin, una vez más, todo tiene que ver con todo!